lunes, 24 de marzo de 2008

Microondas - Inventor y primer modelo

La invención del microondas se la debemos Percy Spencer y su pasión por el chocolate.

En 1946, Spencer trabajaba en un proyecto de investigación relacionado con el radar para la compañía Raytheon Company comprobando un generador de ondas electromagnéticas de muy alta frecuencia (el magnetrón). El ingeniero llevaba en un bolsillo de la bata una chocolatina y cuando fue a darle un bocado, el chocolate estaba derretido.

Al no encontrar explicación aparente, Spencer pensó que quizás la chocolatina había sido afectada casualmente por esas ondas y planteó un experimento: colocó granos de maíz cerca del generador y empezaron a explotar como cuando hacemos palomitas.

A la mañana siguiente, el científico siguió experimentando y decidió colocar el magnetrón cerca de un huevo de gallina. Después de ver como el huevo se calentaba y terminaba explotando, Spencer llegó a la conclusión de que lo que le había ocurrido a los alimentos podía atribuirse a la exposición a la energía de baja densidad de las microondas. El doctor Spencer había inventado lo que iba a revolucionar la forma de cocinar y sentaba las bases de una industria multimillonaria: el horno de microondas.

A finales de 1946, la Raytheon Company solicitó una patente para emplear las microondas en el cocimiento de los alimentos. El primer horno microondas se instaló en un restaurante de Boston para hacer pruebas y ya en 1947, salió al mercado el primer horno comercial de microondas, el Radarange (1,68 m de altura y 340 kg).

Los primeros hornos microondas que salieron al mercado a penas guardan parecido con los que usamos hoy y su precio también era bastante considerable: alrededor de 900.000 pesetas de aquellos tiempos.

El primer horno de tamaño familiar se puso a la venta en 1967 y en sólo diez años la venta de microondas superaba a la de los hornos de gas.

El resto de la historia ya es bien conocida por todos: éxito rotundo.

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